“La escuela es el mejor inicio para una sociedad inclusiva”

Entrevista a Efrén Carbonell, español, referente de la escuela inclusiva  y comprometido desde hace años con la formación y la investigación para una educación de calidad para todos.
Fuente: El País

 Efrén Carbonell,  es asesor en materia de necesidades educativas especiales al Departament d’Ensenyament de la Generalitat de Catalunya y director de la Fundació ASPASIM de Barcelona, dedicada a los servicios educativos, laborales, residenciales y sociales para las personas con discapacidad. Además, desde 1996 forma parte del grupo de trabajo europeo FORMADIR para la integración de las personas con discapacidad.

¿En pocas palabras cómo podemos definir el modelo de escuela inclusiva?

Es un modelo de escolarización donde todos los alumnos, sin exclusión alguna, se educan juntos en los centros educativos ordinarios. La inclusión es el mayor reto para las escuelas de todo el mundo y es el foco central de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible de Naciones Unidas.

En teoría suena muy bien, ¿pero en una sociedad perfeccionista, elitista y competitiva en la que vivimos funcionará el modelo de escuela inclusiva?

La educación es un derecho universal… y además, desde 2006 existe la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad ratificada por la mayoría de estados miembros de Naciones Unidas. También resulta alentador y supone todo un reto querer romper con este modelo de sociedad que tiende a la segregación. La escuela es el mejor inicio para una sociedad inclusiva. Pero es importante que tengamos en cuenta que un alumno permanece en la escuela entre el 7% y el 12% de su tiempo, el resto está fuera de ella.

¿Qué otros países hay como referentes/ejemplos a nivel internacional?
Los países anglosajones son un buen ejemplo y en el ámbito europeo vamos avanzando (Por España). Ahora ya no es momento de hablar de inclusión sí o inclusión no; ahora toca hablar de ¡Cómo la hacemos y que sea de calidad!

¿Qué valores surgen en una escuela inclusiva?

En una escuela inclusiva se cultivan y arraigan valores tales como la dignidad, el respeto, la comprensión, la empatía o la solidaridad. Los propios que irán definiendo una sociedad donde quepamos todos sin exclusión y en equidad.

¿Cómo podemos educar, más allá de la escuela, una sociedad más inclusiva?

En esta lucha estamos todos aquellos que no solo creemos, sino que trabajamos en una educación para todos, sin discriminación de ningún tipo. No es que seamos unos soñadores idealistas, sencillamente nos mueve el deseo de construir una sociedad que abarque a TODOS… en el sentido más universal y global posible. Si no es así «la inclusión» pierde todo su significado, y se convierte en una palabra vacía más.

Qué respuesta se tiene de la comunidad educativa ante este nuevo modelo? ¿Y por parte de las familias?

La inclusión no es una finalidad en sí misma, es más bien un proceso que pasa por diferentes momentos en función de cada centro. Las familias se tienen que agrupar y constituir en las propias AFAS de las escuelas, en comisiones de Atención a la diversidad y redes InterAFAS.

¿Y los niños que dicen? ¿Podemos decir que la mirada del niño es la más inclusiva de todas?

 La mirada del niño siempre es la verdadera, la que está limpia de prejuicios, tópicos y tabúes.

¿Los niños con necesidades especiales encuentran en una escuela ordinaria todo el apoyo y atención especial?

Tenemos que partir de que las escuelas o espacios educativos existen porque hay niños-alumnos con diferentes velocidades de maduración, intereses, carácter, personalidad, condiciones de salud y estilos de aprendizaje distintos. Por eso, cada alumno debería tener esencialmente un nombre, no una etiqueta con más o menos niveles zaherimiento.Es necesario, por tanto, proporcionar a los alumnos los medios para eliminar las barreras que puedan impedir su participación en los centros ordinarios y, en la medida de lo posible, dentro del grupo de referencia. De hecho, uno de los postulados esenciales de la escuela inclusiva precisa que los recursos acompañan al alumno, y no al revés. El alumno no debería ir donde están los servicios específicos como se sigue haciendo habitualmente. 

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