En la conmemoración de esta fecha mundial, conversamos con Ana María Espinoza, relatora del área de Equidad de Género y Diversidad Afectivo Sexual de Fundación Mis Talentos, sobre las brechas, desafíos y avances en igualdad de género que existen en el ámbito social como educacional y cómo superar las barreras de inequidad.
¿Cómo ha avanzado la equidad de género en el ámbito de la educación?
En el ámbito de la equidad de género lo que más ha avanzado es el acceso, está menos segregado que hace años atrás, en el sentido de que están ingresando más mujeres a carreras típicamente masculinizadas. También se ha avanzado en ingresar hombres a carreras tradicionalmente feminizadas. Además se ha avanzado con el desarrollo, implementación, y difusión de cursos y de distintas iniciativas que fomenten la participación de las mujeres en áreas de STEM, es decir en áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática, en las que se está propiciando que las niñas puedan sentirse empoderadas, confiadas, y puedan desarrollarse en estas áreas que han sido típicamente asociadas a lo masculino.
Por otra parte, algo que considero fundamental para un cambio en esta dirección de la equidad, tiene que ver con que se está visibilizando este tema, se visibilizan las brechas que existen, la super-representación de las mujeres en área de STEM, y también la súper-representación de mujeres en carreras de educación superior masculinizadas.
¿Cuáles son los desafíos para disminuir la brecha de desigualdad de género en la educación?
Uno de los desafíos principales es combatir los estereotipos de género que vinculan las áreas del conocimiento con un sexo. Vinculamos las matemáticas y la ciencia con los hombres, y el lenguaje o la lectura con las mujeres. Eso hay que combatirlo. Esas creencias tienen repercusiones tanto en los procesos psicológicos de los estudiantes, en su autoconcepto, su autoestima académica, la confianza que puedan sentir en un área;, como también tiene influencia en las prácticas docentes, porque en el fondo los docentes, los actores de la educación, actúan acorde a sus creencias.
El primer desafío es combatir los estereotipos de género y sobre las habilidades. Dejemos de asociar ciertas habilidades intelectuales cognitivas con un sexo. Que los hombres son más analíticos, más reflexivos, que tienen mayor capacidad de ser objetivos; mientras que a las mujeres las asociamos con habilidades como la sensibilidad, el cuidado de otros, la comprensión.
Otro desafío importante en el contexto educativo, es que los y las docentes puedan utilizar más ejemplos de mujeres y de hombres en áreas contradictoriamente típicas. Que tengamos ejemplos de personas reales que han tenido influencia, han hecho aportes en las distintas áreas del conocimiento, que conozcamos más mujeres científicas, que conozcamos más hombres en literatura, que haya equidad. Lo mismo, por ejemplo, con los textos que leemos, que podamos tener una equidad de género en la bibliografía, en los ejemplos que utilizan los docentes. Ese es un desafío porque no se hace, está muy sesgado hacia lo masculino.
¿Qué es lo importante que sepan las niñas en ámbitos de educación?
Es fundamental que sepan que las disciplinas, las asignaturas, las áreas del conocimiento, no tienen género, no tienen sexo. Hombres y mujeres pueden sentir interés y ser buenos en todas las áreas del conocimiento, y que desde ahí puedan sentirse confiadas, empoderadas en que pueden lograr aquello que se propongan. Que si tienen un interés lo desarrollen, porque sentir interés en algún área del conocimiento típicamente asociado a lo masculino no es una amenaza contra ser mujer o contra su identidad femenina. Eso es algo importante que deberían saber las niñas. Que pueden seguir siendo mujer, que pueden seguir siendo femenina, aunque les guste la ciencia o las matemáticas.
¿Qué deben hacer los profesionales de la educación para perpetuar la equidad de género y no caer en estereotipos?
Se pueden hacer varias cosas. La primera tiene que ver no sólo con la intención de los profesores, sino que con las condiciones de un sistema. La mejor medida para los profesores o para la institución educativa, es formarse, tener una formación en prácticas docentes con perspectiva de género, que es algo que lamentablemente aún no está formalizado en las instituciones. Los profesores debieran formarse, aprender, porque no es algo que uno nace sabiendo, es algo que tiene que ser enseñado, que puede ser aprendido, porque vivimos en una cultura que reproduce los estereotipos.
Los docentes, al igual que todas las personas que componemos la sociedad, reproducimos estereotipos. Eso como primero, y luego reflexionar sobre su sobre sus creencias y cómo esas creencias están afectando sus prácticas. Entonces, generar instancias de reflexión, de colaboración, en que se diga “a ver, en realidad parece que en mis clases de matemática le doy más la palabra a los hombres, porque creo que son más hábiles, o porque creo que se sienten más confiados en esta área.”
Cuestionar los estereotipos de género, posicionar el tema y la perspectiva de género y los estereotipos en sus clases, de manera transversal, con sus estudiantes. Obviamente, evitar todo tipo de comentario sexista. Usar un lenguaje inclusivo es muy importante, porque eso también transmite expectativas. Y ser consciente y reflexionar sobre ellas, para poder utilizar prácticas equitativas: dar la palabra a hombres y mujeres por igual.