Raimundo ya tiene 13 años y lleva la misma cantidad luchando junto a su familia. Luego de ser rechazado de 8 colegios, por fin encontraron el lugar donde él es uno más.
Raimundo es nuestro primer hijo. Jamás esperamos una noticia como la que nos dieron a los 9 meses de haber nacido, donde nos contaron que tenía parálisis cerebral. Fue un largo recorrido de neurólogos y especialistas, sin ningún resultado concreto. Fue tan largo el proceso de determinar que era lo que tenía, que al recibir la noticia fue muy doloroso, pero al mismo tiempo muy tranquilizador: teníamos un diagnóstico y habían cosas que podíamos hacer para sacarlo adelante.
Llegamos a un centro neurológico infantil llamado Amancay, donde recibimos nuestros primeras contenciones y nuestro campeón, sus primeras rehabilitaciones. El daño era motor y cognitivo, por lo tanto partimos con kinesióloga y terapeuta ocupacional.
Como papás teníamos mucho miedo e incertidumbre, pero al paso del tiempo, nuestro campeón nos fue enseñando lo que era la perseverancia, sus ganas de luchar y estar siempre más arriba de las expectativas de los médicos y especialistas.
Llego el minuto de las postulaciones a los colegios y claramente ese ha sido el duelo más grande que hemos vivido: el rechazo directo de 8 colegios.
Gracias a Dios llegamos a un excelente colegio con inclusión, Santa Cruz de Chicureo, donde el apoyo -tanto de los profesores como el de los niños- ha sido extraordinario. Raimundo es uno más y es eso lo que nosotros buscábamos: que no fuera mirado como «distinto».
Raimundo en el colegio tiene adecuaciones curriculares y apoyo en sala, lo que hace más fácil su proceso de inclusión.
Los miedos que tenemos en este minuto es que sus compañeros están más grandes y tienen otros intereses, pero estamos con toda la energía de seguir luchando para poder incluirlo en lo que más podamos.
Él es un niño extremadamente sociable ¡donde es plenamente feliz!
No es por que sea nuestro hijo, pero él tiene una capacidad de caerse y levantarse impresionante. Es un niño seguro de sí mismo y nos ha enseñado a todos como familia que con lo mínimo, se puede ser feliz. Muy feliz.
Catalina Barros,
Mamá de Raimundo.
